Cuenta una leyenda china que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper. Antón y Abril parecen estar ligados por ese destino infalible. Luego de conocerse en un avión quedan flechados instantáneamente. Pero el azar hace que se separen y no vuelvan a cruzarse hasta varios años después. Ahora ambos han formado sus familias y están felizmente casados. Sin embargo el deseo los vuelve a atrapar en sus redes para que vivan otro encuentro inolvidable, poniendo en crisis sus valores y creencias.
El hilo rojo novela que inspiró la película, es un relato erótico y romántico sobre dos personas que se debaten entre la pasión y el amor, la aventura y la rutina, la llama de lo prohibido y el calor del hogar. Erika Halvorsen ha escrito una historia que deja sin aliento, donde las fantasías más osadas se hacen realidad.
Nunca me gusta ver una película basada en un libro que leí y mucho menos leo un libro que ya descubrí en el cine. Mi cerebro no puede aplicar filtros y uno de los dos formatos discursivos queda contaminado por el otro.Mis sensaciones
Por eso cuando me invitaron a ver la película, decidí quedarme en casa leyendo el libro, aunque durante toda la lectura, no pude quitarme de la cabeza a Benjamín Vicuña y a Eugenia Suárez (los actores que dieron vida a los protagonistas de esta novela).
Además, tenía el condimento morboso del escándalo que estalló en medio de la filmación de la película, cuando la esposa del actor aseguró haberlo encontrado teniendo sexo en un motor home con su compañera de reparto.
"Entré y había olor a sexo y transpiración", una de las frases más inolvidables, para mi, en la historia de los chimentos argentinos.
Entonces, como verán, cuando llegué a esta lectura tenía muchas distracciones en mi cabeza. Seguramente mi reseña sería diferente si no hubiera existido la película, el motor home, la palta, la manta de Nepal y un triángulo amoroso que agitó a la prensa de espectáculos local.
Pero además, yo no creo en la teoría del hilo rojo, y que el destino se burle de mi si quiere, atándame a un amor por los siglos de los siglos y a pesar de todo, que yo... ¡Yo me la banco!
Yo creo en mis elecciones. El amor es elegir y ser responsable de esa elección. Pagando los precios emocionales o disfrutando de las satisfacciones pero sin ningún destino manejando los hilos.
Si, el destino o la casualidad, es un momento en el tiempo que nos abre el juego. El minuto donde uno conoce a un otro, por ejemplo. Pero es uno el que construye todo a partir de ahí.
Hola, mi amor. Conocí a una mujer hace cinco años y nunca la olvidé y como me la volví a encontrar, me la volví a coger, porque no sé... hay un hilo que no podemos romper.
Hay que ser pelotudo para excusarse con un hilo. ¡Ni te atrevas, tan siquiera, ROBERTO!(*)
Pero es tan sólo una opinión personal que obviamente, estuvo presente durante toda mi lectura y la comparto para que entiendan las sensaciones que este libro me dejó.
Bienvenidas las soñadoras que aman esta teoría de que estamos unidos a alguien por un hilo del color que sea y si me equivoco, esperemos que el mío no se encuentre en China, esperando que un día se me ocurra ir a probar su arroz.
El discurso
Erika Halvorsen sabe escribir y esas son las palabras con las que me gusta comenzar a hablar de un autor que reseño por primera vez.Esta argentina es autora, directora teatral, guionista de televisión y ahora novelista. Si bien no intervino en la versión cinematográfica, reconoce que la película es más bien una remake yanqui de su libro, que lo pensó como algo de bajo perfil.
Y aunque no vi el film, el libro es de una exquisita simpleza. Es compacto, breve, sin vueltas, aunque el destino haya enredado el hilo durante cinco años.
Originalmente fue escrito por Halvorsen como un guión cinematográfico y eso se percibe en la estructura del libro. La historia transcurre de manera compacta y con un ritmo veloz, con un discurso cronometrado para poder ser narrado en una hora y media de proyección.
Me gustó encontrar un texto escrito en "argentino" pero sin ser una versión cerrada que deja al lector de otros países fuera de juego. (Si. Puede que algunas palabras les suenen rarísimas pero google ilustra fácilmente)
En "El hilo rojo" hay equilibrio entre el suave estilo narrativo de la autora y lo coloquial, que hace de la lectura un pasatiempo liviano pero interesante, donde encontramos varios temas para pensar desde una mirada diferente. Eso, mis queridas, fue lo que más adoré del libro.
Las escenas eróticas son potentes, claras, precisas y para nada livianas. Pero el tema no es lo que se escribe o describe sino el cómo, y acá, la autora hizo todo bien.
El tema
Como adelanté, la inspiración del libro es un tópico que en lo personal me aburre y hasta me exaspera, diría... Pero pude leerlo y disfrutarlo sin arrancarme los pelos.Porque Erika Halvorsen no hace una "propaganda" sobre la leyenda del hilo rojo, más bien la expone como una posible respuesta a la conexión que explota entre Antón y Abril, los protagonistas.
Y así está bien. Porque en la vida nos suceden emociones que pocas veces podemos analizar desde un plano racional y quizás es necesario tener una leyenda, una teoría, una idea posible que nos tranquilice un poco.
¿Cuántas veces sentimos que algo nos sobrepasa de tal manera que necesitamos condimentarlo con excusas o teorías que nos liberan de la responsabilidad de ser los gestores de nuestra vida?
Quizás porque la teoría del destino está invalidada en un espacio de mi mente, concentré mi atención en la parte del relato donde los protagonistas son responsables activos de su "destino".
La infidelidad como contrafigura del romance predestinado, captó mi atención por encima de todo y me sentí mucho más cómoda con ese enfoque que le di a la lectura.
En definitiva, Halvorsen no intenta contarnos una historia romántica de cuentos llena de fantasía. Por el contrario, tiene una mirada realista y contundente sobre el encuentro pasional entre dos personas.
De un modo muy bien logrado, la autora nos presenta dos familias consolidadas y sin conflictos aparentes.
Eran una familia feliz y hermosa como todas las familias que viven dentro de Facebook.
No pude interpretar mi malestar. Que él estuviese casado no era una sorpresa. Ni que tuviera hijos. Pero las imágenes perturban, y mucho.
Ese era él.
Abril—.
Laura y Bruno, las parejas de Antón y Abril, no son los villanos de esta historia. Tampoco son víctimas. Simplemente son las personas con quienes los protagonistas decidieron construir una parte de sus vidas.
La infidelidad es más respetable cuando se ejecuta con gusto y se asume con dignidad. Acá no hay excusas cobardes y vulgares como "tengo problemas en mi matrimonio", "mi pareja ya no me presta atención como antes", "la pasión se desgastó", etc.
Para nada. Acá, la infidelidad es una consecuencia de la pasión elegida y gozada entre Antón y Abril. Es la multa a un deseo que decidieron vivir sin medidas y sin invalidar la vida que los esperaba en casa.
En definitiva, esta historia es una reivindicación del deseo. Cada uno sabrá qué lugar debe ocupar en l vida. Pero el deseo no tiene que ver con las ganas. Es un impulso que late dentro nuestro y a veces, por comodidad, lo reprimimos o vivimos callándolo con la excusa que mejor nos funcione.
El deseo no es el amor, el amor no es el deseo, pero sin dudas, ambas cosas tienen nos dicen lo que somos. Es nuestro pulso.
Los personajes
Creo que la historia y el tema estuvo por encima de los personajes. Ninguno me impactó, ni me llamó la atenciónPara mi eran simplemente un instrumento para contar una historia que resultó interesante más allá de Abril y Antón.
Además, como dije cuando empecé la reseña, no pude quitarme de la cabeza a los actores que protagonizaron la película y toda la polvareda mediática que rodeó la filmación.
Abril es una mujer atrapada entre su pasado y su presente. Entre su deseo y su realidad. Una mujer en una crisis personal que la convierte en un manojo de dudas e inseguridades, que contrastan con su temperamento libre y audaz del pasado.
Antón es el típico hombre cómodo. Simple y básico. De esos que pueden haber vivido una experiencia inolvidable y vivir toda la vida con ese recuerdo simbolizado con una mantita de avión que duerme en una repisa de su oficina.
Es de esos hombres que se acomodan con una decisión que no les costó mucho esfuerzo tomar. Le resulta y la vive sin siquiera cuestionársela del todo.
Eligió una esposa, tuvo hijos, compró una casa. Ya está. ¿Para que mover más fichas si esto resulta?
Un día tiene el impulso de inyectarle a su realidad un poco de adrenalina pero ni siquiera eso lo lleva a replantearse lo que quiere, lo que quiso, lo que anhela.
En cambio Abril, como muchas mujeres, se plantea todo. Asume su ser, su deseo y su parecer y lidia con ello, independientemente del resultado.
En "El hilo rojo" se puede ver a través de Antón y Abril la mirada de un hombre y una mujer frente a un mismo hecho, aunque ambos terminen comulgando en un encuentro donde la pasión les anula la razón.
Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo —leyó la frase del sobrecito y sonrió resignada.
En resumen
Me preguntaron hace poco si recomendaría este libro y no supe qué decir. No es una historia de esas que se deben leer porque te vuelan la cabeza. No tiene un impacto significativo y la verdad, es tan breve y veloz que al terminarla, no queda mucho más. (Intuyo, quiero creer que habrá una continuación. Y la autora no lo desestimó)Tampoco entiendo que sea un best-seller, pero sé bien que la curiosidad mató al gato y es excelente para la publicidad...
Pero tampoco diría que no la lean. No es una pérdida de tiempo. Es interesante, entretiene y agita un poco nuestra opinión sobre un tema que está presente en todo ser humano.
"El hilo rojo" habla de deseo. incontrolable, inevitable, injustificable. Un permitido o una obligación, no sé. Pero en cada una de las escenas el erotismo estalla. Gráfico, contundente y sexual.
Me sorprendió lo rápido que transcurre todo. Lo breve y contundente del relato y el final tan lánguido como efectivo.
Si, léanlo. Siempre es bueno leer una historia que agita un poco algo de nosotros. Y además, está muy bien escrita.
Le doy más de dos puntos, porque es muy muy breve pero está entre medio de todo lo que debería ser leído.